¿Cuál es la verdadera medicina tradicional que nos dejaron nuestros ancestros?
Todo en nuestro universo está compensado, los planetas y estrellas que podemos ver se conducen en un equilibrio continuo, que, sin importar las energías que éstos y éstas emiten, son neutralizadas por otros eventos de igual magnitud en la polaridad contraria, para así mantener el equilibrio en el que nuestro mismo mundo se suspende.
Si esto sucede a dicha magnitud, ¿qué pasa en nuestra sociedad? ¿Somos la excepción a este hecho sideral porque no estamos en equilibrio? ¿O quizá sí lo estamos pero se nos hace creer que no?.
Este es el punto de partida de esta reflexión que me atrevo a compartir con la finalidad de hacernos pensar que nuestras acciones y pensamientos tienen una reacción física o cuántica contraria en algún lugar del planeta o del universo, y por ello realmente vivimos en equilibrio.
Si abro mi imaginación más allá del tiempo y formas de vida que hasta hoy conozco y percibo (y me mantienen con vida y orientado), el hecho de que una especie animal o vegetal deje de existir, ¿es realmente negativo?, pues, quizás no, porque he dejado de medir el valor de lo demás en función de mi propio bien y supervivencia, pues veo en la misma naturaleza cómo todo trabaja en función de la evolución, por lo que me permito pensar que otras formas de vida capaces de procesar monóxido de carbono y metales pesados en el agua podrían aparecer (mas quizás no en tiempos de una vida humana).
No con ello me hago indiferente al cuidado del ambiente ni me desanimo por continuar mi vida con la mayor alegría y gozo posible, pero veo cómo de ésta forma me siento parte de una conciencia humana que otros seres han forjado durante el tiempo y hoy me es posible empezar a alimentar y con ello comprendo mejor los conceptos de reacción y resonancia universal impresa en la historia tanto en la literatura así como en los tratados de física.
Pero, ¿entonces las atrocidades que hoy día vemos tienen una reacción contraria dentro nuestra sociedad? Quizás, porque entre más se jala de un lado más responde el otro, ¿dónde encuentro eso? En mi caso, el viajar y darme cuenta de que hay iniciativas tan benévolas o grandiosas que trabajan por un equilibrio emocional y mental en conexión con La Tierra, son las prueba de que esa contraparte existe y aportan una cantidad de conciencia enorme, pues realmente hay mucha gente en esta misma resonancia. No es una lucha en contra del mal, es el proceso de acercar los polos entre sí, una oscilación que cada cierto intervalo de tiempo se expande, alejándose del centro, mas pronto volverá a acercarse.
Un punto fundamental para dar con este conocimiento en mi viaje ha sido La Ventana Palenque, donde continuamente se llevan a cabo una gran cantidad de manifestaciones en favor del buen vivir. Trabajo sustentable con La Tierra, comercio justo y local, enseñanza y aprendizaje de las formas armónicas de vida que los abuelos han dejado, herbolaria, anatomía, química, física, saber gozar el momento y empoderarse como individuo para construir pequeñas sociedades preparadas para los cambios venideros, son los ejes que dan forma a la verdadera medicina tradicional que esta iniciativa ofrece en la majestuosa selva chiapaneca, gracias al legado de cientos de años de conocimiento que ha enriquecido a México.
Todo en nuestro universo está compensado, los planetas y estrellas que podemos ver se conducen en un equilibrio continuo, que, sin importar las energías que éstos y éstas emiten, son neutralizadas por otros eventos de igual magnitud en la polaridad contraria, para así mantener el equilibrio en el que nuestro mismo mundo se suspende.
Si esto sucede a dicha magnitud, ¿qué pasa en nuestra sociedad? ¿Somos la excepción a este hecho sideral porque no estamos en equilibrio? ¿O quizá sí lo estamos pero se nos hace creer que no?.
Este es el punto de partida de esta reflexión que me atrevo a compartir con la finalidad de hacernos pensar que nuestras acciones y pensamientos tienen una reacción física o cuántica contraria en algún lugar del planeta o del universo, y por ello realmente vivimos en equilibrio.
Si abro mi imaginación más allá del tiempo y formas de vida que hasta hoy conozco y percibo (y me mantienen con vida y orientado), el hecho de que una especie animal o vegetal deje de existir, ¿es realmente negativo?, pues, quizás no, porque he dejado de medir el valor de lo demás en función de mi propio bien y supervivencia, pues veo en la misma naturaleza cómo todo trabaja en función de la evolución, por lo que me permito pensar que otras formas de vida capaces de procesar monóxido de carbono y metales pesados en el agua podrían aparecer (mas quizás no en tiempos de una vida humana).
No con ello me hago indiferente al cuidado del ambiente ni me desanimo por continuar mi vida con la mayor alegría y gozo posible, pero veo cómo de ésta forma me siento parte de una conciencia humana que otros seres han forjado durante el tiempo y hoy me es posible empezar a alimentar y con ello comprendo mejor los conceptos de reacción y resonancia universal impresa en la historia tanto en la literatura así como en los tratados de física.
Pero, ¿entonces las atrocidades que hoy día vemos tienen una reacción contraria dentro nuestra sociedad? Quizás, porque entre más se jala de un lado más responde el otro, ¿dónde encuentro eso? En mi caso, el viajar y darme cuenta de que hay iniciativas tan benévolas o grandiosas que trabajan por un equilibrio emocional y mental en conexión con La Tierra, son las prueba de que esa contraparte existe y aportan una cantidad de conciencia enorme, pues realmente hay mucha gente en esta misma resonancia. No es una lucha en contra del mal, es el proceso de acercar los polos entre sí, una oscilación que cada cierto intervalo de tiempo se expande, alejándose del centro, mas pronto volverá a acercarse.
Un punto fundamental para dar con este conocimiento en mi viaje ha sido La Ventana Palenque, donde continuamente se llevan a cabo una gran cantidad de manifestaciones en favor del buen vivir. Trabajo sustentable con La Tierra, comercio justo y local, enseñanza y aprendizaje de las formas armónicas de vida que los abuelos han dejado, herbolaria, anatomía, química, física, saber gozar el momento y empoderarse como individuo para construir pequeñas sociedades preparadas para los cambios venideros, son los ejes que dan forma a la verdadera medicina tradicional que esta iniciativa ofrece en la majestuosa selva chiapaneca, gracias al legado de cientos de años de conocimiento que ha enriquecido a México.
Estés donde estés, ya sea en Chiapas, el norte de México u otro país, estás cerca de algún lugar o iniciativa en favor del buen vivir.
La siguiente galería de fotos, son el recuento cronológico de la experiencia de la medicina tradicional (forma de vivir de los ancestros) durante febrero de 2019, donde convivimos gente de diversas partes de México y otros países con la finalidad de aprender las formas de vida conscientes y en armonía con la Madre Tierra. Así como vivir la oportunidad de estar fuera de la red celular habitual para contar con toda nuestra atención en la naturaleza que el lugar ofrece.
El temazcal, las plantas medicinales, la cosecha sin agroquímicos, la danza y la siembra de intenciones fueron nuestro eje. El resultado es la integración conmigo mismo, y desde ahí me encuentro con el poder del conocimiento interno y las emociones que me hacen saber que, todo está en equilibrio.
Eduardo V Ríos
El temazcal, las plantas medicinales, la cosecha sin agroquímicos, la danza y la siembra de intenciones fueron nuestro eje. El resultado es la integración conmigo mismo, y desde ahí me encuentro con el poder del conocimiento interno y las emociones que me hacen saber que, todo está en equilibrio.
Eduardo V Ríos